Un día para recordar: conocer a "Woz
Cuando pienso en CeBIT, recuerdo con cariño muchas cosas: mi primera feria comercial, mi primer vistazo a un Macintosh en 1985, mi primer teléfono móvil que conseguí en CeBIT en 1992.
Es una soleada y suave mañana de jueves primaveral cuando Achim y yo nos dirigimos desde la ciudad medieval de Celle a CeBIT. Es un viaje al pasado. Durante los últimos 20 años del siglo XX, pasamos una semana al año en Celle mientras nos desplazábamos a la mayor feria de TI del mundo, CeBIT. En sus mejores tiempos, CeBIT contaba con más de 800.000 visitantes y los hoteles se reservaban en un radio de 160 kilómetros alrededor de Hannover.
Aquellos días ya pasaron, pero el viaje en coche por la autopista A3 sigue siendo emocionante mientras reflexionamos sobre la buena suerte que nos lleva a la aventura de hoy. Steve Wozniak ha sido invitado a hablar en CeBIT y ha accedido a reunirse brevemente con nosotros antes de su charla. Esperamos que la reunión no dure más de unos minutos, después de todo, Woz es una persona ocupada y alguien le está pagando su presencia en Hannover.
Encuentro con Steve Wozniak
"Aquí estamos, pasamos de los 40 y hemos conocido a mucha gente, pero aún así nos ponemos nerviosos", comenta mi hermano Achim mientras estamos sentados en el vestíbulo del hotel donde va a tener lugar la reunión. Sé a qué se refiere.
A la hora acordada, Woz sale de los ascensores y atraviesa a grandes zancadas el vestíbulo, acercándose a nosotros con una gran y cálida sonrisa en la cara. Nos da la mano, intercambiamos tarjetas de visita -la tarjeta de Woz es la más chula de la historia, de aluminio cortado con láser y con su famoso número de teléfono codificado como una antigua tarjeta perforada- y nos sentamos, desempaquetando el objeto de nuestra reunión: un Apple 1 que nos dejó nuestro padre. Woz ha accedido amablemente a firmarnos el Apple 1.
Al ver la placa, se le iluminan los ojos y se le nota la emoción de los recuerdos que evoca. "Cuando diseñé el Apple 1, no estaba diseñando un ordenador", recuerda Woz. "Quería diseñar un terminal para acceder a algo nuevo que había descubierto, Arpanet. Por aquel entonces, Arpanet sólo tenía un par de nodos y se accedía por marcación desde un terminal. Así que construí un terminal", explica, arrojando luz sobre una de las cosas que nos desconciertan del diseño del Apple 1. "Entonces pensé: ¿por qué no añadir un ordenador directamente en la placa para no tener que marcar?". Por eso la placa presenta dos secciones distintas, el terminal y el ordenador, que se comunican a través de una conexión serie muy lenta, igual que si se marcara a un ordenador central. "Para el Apple II, se me ocurrió la idea de hacerlo más rápido integrando el terminal y el ordenador, y ése era un diseño mucho mejor", dice Woz.
Woz también es capaz de resolver otro misterio personal: Mi padre siempre decía que consiguió el Apple 1 a principios de 1977 cuando visitó Apple en su primer edificio de oficinas, más o menos cuando Apple presentó el Apple II. Woz explica que para cuando la producción del Apple 1 estaba aumentando, el diseño del Apple II ya estaba terminado, por lo que el periodo en que el Apple 1 estuvo realmente disponible fue muy corto. Steve [Jobs] pensó que el Apple 1 y el Apple II se venderían en paralelo, pero pronto se hizo evidente que, con el Apple II, nadie quería el Apple 1".,"dice. Calcula que en total se vendieron unos 150 ordenadores Apple 1 y que la mayoría se devolvieron a Apple cuando ofrecieron una actualización al Apple II a cambio del Apple 1.
A Woz le brillan los ojos cuando habla de las grandes ideas que tuvieron en aquella época. "Yo siempre fui bueno diseñando cosas, haciendo que funcionaran, pero no era bueno terminando el producto, haciendo que la placa tuviera buen aspecto. Eso siempre lo hacía Steve", dice.
El tiempo vuela, conseguimos la firma y termina una reunión de 25 minutos que bien mereció las 16 horas de viaje en coche de Múnich a Hannover y viceversa. Una última foto, un apretón de manos y Woz se dirige a su próxima cita que se aproxima desde las sombras del vestíbulo. Mientras el sol brilla sobre nosotros al salir del hotel con enormes sonrisas en la cara, nos preguntamos si todo esto era real.
Oliver Breidenbach (Director General de Boinx Software)
PD: Ese mismo día, Woz habló en la Conferencia Global CeBIT. vea la sesión aquí.
